Muy buenos días señoras, caballeros del maravilloso mundillo de ECH:
Espero que estéis llevando una semana estupendamente sexual.
Para dudas, inquietudes, necesidades de prácticas especiales o de prácticas tradicionales podéis acudir a mi consulta solos, con amigos o en pareja siempre solicitando cita con la debida antelación (si no es un lío).
Os había prometido contaros la historia que trajo a mi terapia a Iria y a Roi, he demorado en pronunciarme porque hay tanto material que no sé muy bien por dónde empezar. Lo haré por el principio (como tiene que ser) y la iré compartiendo en pequeños capítulos porque no quisiera aburrir al personal y, también, porque no dispongo de tanto tiempo:
El primero en acudir a mí fue Roi, hace ya unos años; caballero español, 41 años afincado en Madrid. Por ese entonces yo era prostituta y ofrecía mis servicios a través de Internet. Sin embargo, Roi no se había topado con mi foto en Internet sino que su mejor amigo le había pasado mi número. El hombre se presentó en mi piso entre excitado y avergonzado... Mirada baja, apenas podía adivinar sus ojos. Sin embargo, al alcanzar con mis manos su entrepierna, pude apreciar un poderoso y enorme pene erecto. Siempre he tenido gran empatía sexual de modo que a, partir de allí, todo fue un desborde de sexo deseado, consentido, pagado, disfrutado, húmedo, abierto, durísimo, sincero... Aún recuerdo esa cita y las que siguieron. Roi contrataba mis servicios con frecuencia, sexo y confesiones sobre su pareja, cómo se habían conocido, sus diferencias, sus afinidades dentro y fuera de la alcoba. Según relataba, cuando conoció a Iria, ella era una mujer muy tradicional en el sexo pero también muy activa. Mas según fueron naciendo sus hijos, su actividad sexual había disminuido hasta ser prácticamente nula.
Roi la comprendía y respetaba y asumía de alguna manera que su vida sexual también llegaba a su fin por decisión de su pareja.
A pesar de, esto, Roi no podía evitar sentir gran excitación al encontrarse con su vecina buenorra en el ascensor o cuando compartía máquina con una chica en el gimnasio, el olor de una fémina sudando despertaba sus instintos y llegaba a casa hambriento de sexo sin embargo ya ni lo intentaba con su mujer. Y así cada día, hasta uno en que ella quisiera sexo, entonces sí, ese día follaban (o hacían el amor) pero todo se acababa muy rápido.
Un día compartió con su mejor amigo esta situación y este no dudó en pasarle mi teléfono, no el actual el de Anna Smz, la sexóloga, sino el de la puta, prostituta, profesional del sexo o como cada uno prefiera nombrar este trabajo (actividad remunerada). Desde ese momento, su vida sexual se enriqueció notablemente, cada semana probaba una cosa diferente o disfrutaba de las mismas, incluso llegó a tener relaciones con más de una profesional... Luego llegaba a casa sereno y feliz a disfrutar de su familia. Roi estaba viviendo una etapa maravillosa, deseaba congelar el tiempo y que todo permaneciese así. Sin embargo, todo fluctúa, el mundo, las personas y las circunstancias son cambiantes y que se lo digan a Roi. Aquel jueves regresaba para ayudar con los deberes a sus hijos, luego cenar y ver una película con su mujer. Sin embargo algo había ocurrido aquel día ¿podrian los hechos acaecidos mejorar aún más el paraíso que estaba viviendo o lo fastidiarían para, siempre?
Señoras, caballeros, os lo contaré en la próxima entrega que esto se hace muy largo y ahí fuera hay algún caballero esperando para venir a enriquecer y potenciar su vida sexual.
Muchos besos.