Buenas,
En una calurosa tarde de verano, con 40 grados a la sombra, me aventuré por Madrid en busca de un masaje con el mejor de los finales...
Ya había tanteado el foro con anterioridad y me decanté por esta casa sita en la calle Clavelinas.
Con ello, me cruce medio Madrid en Metro y llegué a Ventilla. En varias ocasiones me encontré preguntándome qué cojones hacía yo con ese calor, sudando como un cerdo en el Metro para un masaje manual con final feliz, a precio casi de completo (siempre he sido de los que pensaban que era una chorrada pagar por un masaje de esos lo mismo que por uno de los otros) y al salir del Metro, el bofetón de calor no hizo más que acrecentar mis dudas. Por suerte, la jugada saldría bien, aunque yo aún no lo sabía...
Me dirigí a la dirección indicada por la china, llevándome Google maps a unas escaleras que bajaban hacia el lugar del relax. Pensé: ¡¡¡ojito que después hay que subirlas para el camino de vuelta!!! Joder que sí.
Con esas llegué al portal, me sequé el sudor de la frente y empujé el portón, subiendo unas breves escaleras al primer piso, donde me esperaba la masajista con la puerta abierta.
La mujer estaba cerca de los 40 (no sé si por arriba o por abajo) y me recibió con una especie de camisón rojo mayormente, y creo que algo negro. No me dijo su nombre ni yo se lo pregunté.
Me hizo pasar a la habitación que se puede ver en las fotos, encendió el aire y me dio indicaciones para despelotarme: todo todo tú quita todo. Al terminar me trajo una botella de agua casi congelada que calmó mi sedienta garganta para a continuación tumbarme boca abajo en la camilla, previo pago de 40 €, 30 por masaje 1 h y 10 más por el "otro masaje".
Sobre el masaje, de intensidad normal a mi elección (no quiero saber que hubiera sido fuerte), éste resultó muy por encima de mis expectativas. La mujer se aplicó, recorriendo todo mi cuerpo: empezó por espalda y cuello, brazos, glúteos, piernas y pies. Después me pidió dar la vuelta y empezó por la cabeza (en la cabeza no estuvo mal pero no fue lo que esperaba). A continuación, algo de brazos y manos y cuando pasó al pecho, empezó sus artes orientales, acariciándome y sus manos acabaron en mi entrepierna cuando la cosa estuvo como el mástil de un galeón.
Al principio sólo daba unas caricias muy eróticas, luego me la empezó a masajear lentamente de tal forma que os juro que la sensación era parecida a cuando te empiezan a hacer un masaje francés y la chica se la mete en la boca y succiona las dos primeras veces, además estaba relajado y con los ojos cerrados... Pensé que vaya masaje manual me esperaba, sin embargo a los 2 ó 3 minutos (quizás algo más) agarróme la cosa con las dos manos y empezó a subir y bajar, acelerando cada vez más y pasando sólo a una mano. Y en esas a los pocos minutos terminé.
Pensé que ya había acabado todo pero tras limpiarme, continuó el masaje bajando por muslos y pies, de nuevo, finalizando con un ya masaje normal.
Y con esas, relajado como me había quedado me vestí y salí por la puerta despidiéndome de la mujer.
Sobra decir que cuando planté un pie en la calle y me vi esas escaleras, cual Mauthausen, odié el momento y quise no volver... pero creo que repetiré cuando el estrés apriete.
Conclusión: buen masaje y a buen precio. Todo empezó prometiendo pero acabó como un masaje manual más. Si hubiera sido todo el tiempo como empezó sería la mejor manual de Madrid. ¿Repetiré? Cuando pasen los calores, o quizás antes.
P. D.: Debéis ser todos semiyayos porque, aunque no llego a 40, sí hace años que pasé mis 30 y no paró de repetirme todo el tiempo, tú mu joven ehh. Me conservaré mejor de lo que creo...
¡Y fin!