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Silvia Martín 604182742 ¿Ficción o realidad? Relatos eróticos

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Silvia Martín

604182742
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19 Ene 2024
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162
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400
Relato.

Me encontraba en la sala de estar de mi apartamento, ansiosa y nerviosa por la visita de mi amante.

Sabía que esa noche sería intensa, llena de placer y dolor, y estaba preparada para entregarme por completo a sus deseos.



Cuando llegó, la recibí con un beso apasionado y la llevé a mi habitación. Allí, me ordenó que me desnudara y me pusiera en posición de
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, postrada en el suelo con los ojos cerrados y las manos atadas detrás de mi espalda con una cuerda de seda.



Silvia comenzó a acariciarme suavemente con su flogger, acariciando mi piel con cada golpe mientras susurraba en mi oído, preguntándome si me gustaba lo que estaba sintiendo. Le respondí afirmativamente, y ella continuó, aumentando gradualmente la intensidad de cada golpe hasta que mis gemidos de dolor se mezclaron con gemidos de placer... :devilish:




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Sueños Eróticos San Valentín

Te propongo tener sexo en el baño, en la cocina, en el salón… Echa a volar la imaginación y embáucate en una aventura tan romántica como sexual ideal para masturbarte con mucho cariño.

Si te apetece pasártelo bien, ¡¡¡no dejes de leer!!!, pon más hot de tu vida. :devilish:

Te espero en casa, vestida con ese conjunto blanco que sabes que tanto me gusta. Y te aviso de que tengo ganas de redescubrir nuestro piso, con poca ropa y muchas ganas de sentirnos Este San Valentín no quiero ramos de rosas ni peluches; quiero Orgasmos. ¿Te apuntas? Quiero hacerte el amor poco a poco, que nuestros cuerpos se fundan, que nos desborde el cariño más salvaje. :devilish:Quiero correrme, amor.

Empezaré en la cocina. Junto a la encimera, te quitaré la camiseta y lameré tu cuerpo desde el cuello hasta el ombligo. Antes de que me puedas decir lo caliente que te pone sentir mi lengua en tus pezones, cogeré el paño y te lo ataré en los ojos. Estarás bajo mi control.

Me sentaré sobre la lavadora y abriré las piernas para invitarte a descubrir mi humedad. Antes de que puedas bajarte ansioso los pantalones, empujaré tu cabeza hacia mi entrepierna. Allí te estarán esperando mis mis muslos ardiendo por sentir tus labios.💋 Empezarás rozándome con suavidad con la punta de la lengua, pero poco a poco te pedirá que vayas subiendo la intensidad. Querré más. Mucho más. Quiero que se te gaste la lengua.👅

Luego, te llevaré hasta el salón donde te quitaré el paño de los ojos para atártelo ahora a las manos. Te empujaré contra el sofá para que tumbes y te iré quitando la ropa poco a poco.o_O:rolleyes::devilish: Me colocaré sobre tu cuerpo y me acercaré un poco más a ti para rozarte con mis pezones duros. Te los pondré encima de los labios para que los chupes, pero también recorreré con ellos tu pecho y tu tripa y bajaré para rozarte con ellos el pene. Te morirás de ganas de tocarlos… pero no podrás.

Sígueme te susurraré de camino a nuestra cama, te desataré las manos para que busques mi placer con los dedos. Quiero cabalgarte. Te diré que te sientes en el borde de la cama para colocarme sobre ti, justo encima de tu pene erecto pero sin dejar aún que entre. Iré bajando poco a poco, tan despacio que podrás ir sintiendo centímetro a centímetro cómo se unen nuestros cuerpos. Así, hasta que seamos uno. Sabes que no podré evitar gemir; gemir de placer por sentirlo hasta el fondo.

Sé que con las manos, agarrarás mis nalgas para seguir el ritmo de mis caderas. Cada vez, se moverán más frenéticamente. Tu respiración cada vez estará más entrecortada y tu lengua más caliente dentro de mi boca.

Cuando menos te lo esperes, me levantaré y te llevaré hasta el baño. Allí, mirándonos en el espejo, apoyada sobre el lavabo, me penetrarás desde atrás. Quiero que veas mi cara cuando llegue hasta lo más alto.

Mi mejor regalo será darme un buen orgasmo.








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Sueños Eróticos San Valentín
Mi mejor regalo será darme un buen orgasmo...


Rediós como me acaba de subir la temperatura leyendo esto. Se me han empañado hasta las gafas. Te recordaré cada una de estas líneas cuando pueda quedar contigo.
 
Sueños Exóticos "Latidos"

Busco su mirada desesperadamente, a cada instante. Tengo que encontrar algún atisbo de atracción en sus ojos, para atreverme a rozar, besar, acariciar su cuerpo.
Estamos los dos solos, frente a frente, en una estancia oscura, triste, vacía; observando cómo el viento mueve las hojas de los árboles, como siempre, a través de la ventana. Deberíamos tener claro que los dos sentimos lo mismo, después de tantos años viviendo juntos, aunque sin compartir cama. Sin embargo, nunca hay palabras, y las miradas se pierden en horizontes que no se sabe dónde acaban. ¿Por qué nos conformamos con que transcurran las horas sin que pase nada? Aquí un día es igual de gris que el anterior, e igual de oscuro que el siguiente.
Cierro los ojos.

La habitación se ha tornado de unos colores vivos: azul cielo, verde lima, rojo fuego. Parece que hubiera entrado el arco iris por la ventana. Huele a hierba recién cortada, a lluvia de verano.

Animado por el nuevo tinte que adquieren las cosas, vuelvo a buscar tus ojos. ¡Por fin me miras! Tanto tiempo esperando una respuesta a esa pregunta que nunca te he hecho. Pero tus pupilas me han contestado. Ahora, sí lo tengo claro.


No puedo controlar la ansiedad que siento ante este primer contacto. No voy a malgastar estos momentos en cortejos previos, ni en romanticismos absurdos. Voy a ir directo al grano.
Me acerco a ti muy despacio, disfrutando de cada segundo. Noto cómo se te eriza la piel al contacto con la mía. Es tan suave, y a la vez electrizante, que al pasar mis yemas por tu pecho siento un intenso cosquilleo que llega hasta mi sexo. Tu olor me estremece. Detecto un dulce aroma cítrico que me embriaga, haciendo que mi lengua se pasee por los recovecos más insólitos, degustándote.Por fin, puedo acariciarte, voy a dejar que mi cuerpo te posea.

Entre jadeos y embestidas, con nuestros cuerpos empapados en saliva y sudor, intuyo que pronuncias mi nombre como un suspiro, breve, apenas perceptible. Nunca antes había escuchado tu voz. ¿Me lo habré imaginado? ¿Por qué no me lo vuelves a decir?

Llámame ahora, que estamos los dos tendidos, después de habernos entregado el uno al otro sin medida, y haber recorrido cada rincón de
tu ser, saboreándote, inspirando cada fragancia que emana de ti. Quiero que me sigas mirando. Quiero que me hables. ¿Por qué ya no me hablas? Necesito volver a escuchar tu voz templada. Pero tu susurro se desvanece, muta en silencio... ¿Qué te está pasando? No logro entenderlo. Siento un sudor frío que recorre todo mi cuerpo...

Mañana, a la misma hora, volveré a buscar tu mirada para devorarte en mis sueños.



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Relatos eróticos :devilish:

El brujo del de Tarot


Pasaba por una ruptura sentimental, depresión y bajó y rendimiento en mi trabajo. Un día una conocida se acercó y me recomendó ver un brujo y tirarme las cartas de Tarot. A esa altura creería en cualquier cosa por cambiar mi suerte. Al salir de mi trabajo, leí la dirección y con tanta suerte que cerca de mi casa.
Al llegar no había fila. Estaba esperando cuando apareció, camisa blanca y pantalón de vestir maduro, unos 45 años, buen porte y una voz potente. En aquella estancia apenas tenía un escritorio dos sillas un sofá al costado algunas imágenes y un equipo de música. Nos sentamos frente a frente, tiro dos cartas y me dijo cosas exactas de mi situación. Tiro varias más y yo como que perdí el sentido. De pronto dejó las cartas, fue al equipo, puso música y se acercó a mí.

Me pidió que me levantara y con sus manos me hizo un masaje en mis hombros increíble. Me sentí muy relajada. En un instante y sentí su voz al oído diciendo – déjate llevar- y mi piel se erizó por completo. Sus manos apretaron mis pechos. Su boca besó mi cuello. Me acariciaba y temblaba. En un abrir y cerrar de ojos muy sutilmente, me recostó en la alfombra. Separó mis piernas y se dedicó a lamer mi sexo de manera ansiosa, con ganas y con mucha clase.


Gocé mucho, luego se recostó y cabalgue sobre el cómo si fuera la última vez. Agarró mis pechos con ganas mientras me besaba locamente y me acariciaba. Hasta que se levantó, después de sacarme varios orgasmos, y apretando su sexo con mis pechos, acabó todo en mi cara. Me limpió, me ayudó a vestir y cuando salía me beso la boca y me dijo – esto es lo que necesitabas- me fui muy cachonda, feliz y relajada. Volví varias veces más, pero esa es otra historia.:):devilish:😘;)


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Relatos eróticos :devilish:

El hombre de la hamaca

Acostada en su hamaca en su jardín, cerró los ojos momentáneamente para saborear la idea de que él estaba trayendo la loción bronceadora y pronto la aplicaría en su cuerpo.
Él ya había regresado con la botella en la mano y la había estado observando. Él la miró a los ojos y ella pudo decir que tenía la intención de ayudar.

Abrió la boca ligeramente y presionó suavemente los dientes contra su lengua, apenas humedeciendo sus labios sonrientes. "Espero que tengas la intención de aplicarlo a fondo", sonrió, "quiero tener un bronceado uniforme. Para que penetre profundamente en mi piel". Admiraba cuán magistralmente ella empleaba un lenguaje equívoco.:devilish: El juego de palabras de doble sentido se burló y lo excitó, como ella lo pretendía.👅

Desenroscó la tapa de la botella de loción bronceadora… Se movió a una posición cómoda en la hamaca, doblando una pierna por la rodilla, levantando el pie a lo largo de la suave cuerda de algodón, la dejó caer a un lado y descansó contra la hamaca cerca él, sus piernas se extendieron ampliamente. Soltó un ligero suspiro mientras desplegaba sus brazos y entrelazaba sus dedos detrás de su cabeza. Podía escuchar el latido de su corazón 🫀galopando. Sostuvo la botella sobre su cuerpo y roció aceite sobre su pecho.

Rodó a lo largo de su cuerpo, recogiéndose en su escote y, después de detenerse brevemente debajo de sus senos en la cuerda blanca de su bikini rojo, continuó fluyendo hacia su ombligo. Trazó el flujo de aceite en su cuerpo con la botella encima, rociando más salpicaduras de aceite en su estómago. Su piel estaba viva por las gotas del aceite frío que tocaba su piel.

Podía sentir que se le puso la piel de gallina. Él puso su mano suavemente sobre su cuerpo. Envió una pequeña onda de choque a través de todo su cuerpo. "Oh Dios", pensó, "su toque realmente me excita…":devilish: mientras su mano acariciaba su pecho, untando el aceite uniformemente debajo de su cuello y las partes expuestas de sus senos y luego, volviendo en círculos hacia abajo, provocando el aceite sobre su barriga. Cuando su mano se movió debajo de su ombligo, cerca de la línea de sus bragas, su estómago se convulsionó involuntariamente cuando su suave toque indujo espasmos de excitación tan cerca de su montículo púbico.

Podía sentir las puntas de sus dedos deslizarse justo debajo de la parte inferior de su bikini y sintió la modesta necesidad de cerrar las piernas, pero se relajó en sus sensuales caricias. Acostarse en la hamaca con él aplicando la loción bronceadora en su cuerpo fue una fantasía increíble para ella. Podía sentir la humedad entre sus piernas y deseó que sus dedos acariciaran su raja, provocando su clítoris, que sentía que comenzaba a latir.

Ella presionó sus piernas más separadas mientras sus dedos palpaban, extendiendo la loción bronceadora. Esperaba que su intento deliberado de extenderse por él fuera tomado por él como un claro indicio de que quería que la tocara, pero él parecía decidido a esparcir la loción bronceadora. Pensó en agarrar su fuerte brazo y mantenerlo quieto por un momento y luego presionarlo suavemente y empujarlo de tal manera que su mano desapareciera por completo en la parte inferior de su bikini. Se sentía tan cachonda. Podía sentir sus labios hinchados y su clítoris húmedo palpitando hacia afuera, separándolos.

Sintió que sus dedos tocaban con cautela sus vellos púbicos finamente recortados sobre su raja y, cerrando los ojos para absorber el efecto, gimió en silencio. , él centró su atención en engrasar sus piernas. Esta vez le echó el aceite en sus manos en ráfagas generosas y luego las apoyó sobre sus piernas justo por encima de sus rodillas. Ella contuvo el aliento. Lentamente, sus poderosas manos empujaron el aceite de sus rodillas.

Podía sentir sus pulgares en el interior de sus muslos, presionando más fuerte que el resto de su mano. El aceite alisó el camino de sus manos hacia su coño mientras perseguía una pequeña ola en su piel. Cuando sus manos se acercaron a ambos lados, ella sintió un espasmo de éxtasis dispararse por delante de sus dedos, persuadiendo aún más humedad en la parte inferior de su bikini. Una, bombeó lentamente sus manos hacia arriba y hacia abajo por sus piernas, masajeando sensualmente el aceite en su piel.

Podía sentir que sus labios se cerraban y luego se abrían. Su clítoris latía y estaba segura de que la humedad que manaba de ella sería visible. Se acuesta un poco ante la idea y cierra los ojos, disfrutando de la sensación rítmica de que su coño se cierra Y empapándolo en sus jugos de amor. Se mordió el labio cuando un pequeño estremecimiento emanó de lo más profundo de ella. Sintió que el sudor le rodaba por la frente, la espalda y el interior del escote.

Ella empujó su cabeza hacia atrás en sus manos, aún apretada detrás de su cabeza. Cuando arqueó la espalda, levantó el abdomen en uno de sus movimientos ascendentes, haciendo que sus manos empujaran directamente hacia su hinchado montículo púbico. Ella gimió, esta vez de manera audible, cuando sintió su mano tirando de la entrepierna de la parte inferior de su bikini hacia un lado, exponiéndolo al Sol.

Ella cerró los ojos con fuerza cuando sintió sus dedos lubricados acariciando su coño, abriendo sus labios. Podía sentir una vibración persistente en sus apretados músculos.

Estaba a punto de correrse y se dio cuenta de que él lo sabía y la estaba persuadiendo expertamente del orgasmo, manteniendo el placer. Ella arqueó la espalda nuevamente, ofreciéndole su mirada de deseo hacia el. Ella lo sintió rodear dos dedos en su entrada cuando sus estremecimientos comenzaron a llenarse de convulsiones. Luego los sintió deslizarse dentro de ella y presionar contra sus suaves paredes interiores aterciopeladas donde él frotó con ganas y deseo . Abrió la boca y escuchó un grito silencioso saltar de ella cuando su coño latía y su cuerpo se sacudía debajo de ella.

Él la masajeó mientras se estremecía y se retorcía, persuadiendo hasta la última gota de ella. Las lágrimas fluyeron de sus conductos lagrimales. Ella no los borró. Ella quería que él viera lo feliz que estaba
.:devilish:🫣👿
 

Relatos eróticos ♦️ ♦️

Sesión golfa.:devilish:


Respiro hondo e intento que las pulsaciones vuelvan a su ritmo habitual, aunque no lo creo posible.

La situación me sobrepasa un poco, no sé si estoy lista para algo como esto y, sin embargo, me veo yendo hacia la taquilla y pidiendo una entrada.

El hombre, de unos sesenta años, con un pitillo entre los labios, me mira repasándome y alza una ceja.
Tengo los pezones duros, el escote del vestido blanco es profundo y contrasta con mi piel morena.
¿Sólo una? Pregunta, Si confirmo mordiéndome el labio inferior. Él asiente y termina por darme la entrada, cuando voy a pagar, con su mirada puesta en mis tetas, niega.
A esta sesión invita la casa. Gracias.
La sala es pequeña, es lo que tienen las salas X, muchas han ido desapareciendo y las que quedan, relegadas a un plano al que pocos acuden.

El cine es viejo, está poco cuidado y en cuanto entro en la sala me doy cuenta de que las butacas tienen el mismo tiempo que el hombre de la entrada.
Está a oscuras y se distinguen varias cabezas afincadas con una distancia prudente.
Podría haberme sentado en la última fila, pero entonces no hubiera tenido gracia. Había venido para cumplir una fantasía, para demostrarme que era capaz de hacerlo porque yo era dueña de mi propia sexualidad y si eso me excitaba quería realizarlo.

Ocupé una de las plazas centrales y respiré intentando templar los nervios, cosa poco probable. Me recliné un poco en el asiento y saboreé mis labios resecos, esperando a que diera inicio la película.

Ni siquiera me había preocupado en ver de qué iba, al fin y al cabo era porno, no se destacaba por el argumento.

Alguien había ocupado el asiento que quedaba detrás de mí. Noté un movimiento a mi derecha, no quise mirar, estaba demasiado histérica como para hacerlo. Necesitaba una inyección de coraje para no levantarme y salir corriendo.

Un hombre se acomodó en el asiento de al lado y un minuto después tenía otro en la butaca de la izquierda. Mi corazón se había desbocado, ahora sí que ya no iba a moverme.
Al sentarme había subido la falda adrede. Estaba mojada, la situación me excitaba y negarlo era de hipócritas.

Cuando la piel del hombre de mi derecha me rozó, mi vestido tenía un simple lazo. Me había recogido el pelo en una cola alta. Hacía calor, ¿o era yo quien sudaba?

Los gemidos no tardaron, el hombre de mi izquierda pasó con sutilidad la yema del dedo por el lateral de la rodilla.

Suspiré con fuerza. Seguía sin apartar los ojos de la pantalla cuando en la parte trasera de mi cuello noté una sensación de corriente. El hombre que estaba detrás intentaba susurrarme al oído.

El aire se acababa de volver denso. Mi entrepierna un lago en el que bucear, cuando la prenda cayó como el telón de un teatro. No pude contener el jadeo al comprender que mis pechos estaban desnudos, expuestos y que las manos que tenía detrás bajaban por mi espalda, para enroscarse como una serpiente sobre mis pechos.

Mis compañeros de butaca, al ver mi predisposición, no se quedaron quietos. El de la derecha tomó una de mis manos, la hizo descender por su abultado vientre y la internó en una bragueta

Su miembro era corto, grueso. Mi mano lo envolvió y se puso a frotar arriba y abajo.

El de la izquierda pasó a la acción, pasó de mi rodilla y metió la mano entre mis muslos gozando de la sorpresa. No llevaba bragas, solo me vestía la necesidad de mis pliegues húmedos.

Sus dedos no eran suaves, más bien curtidos, de alguien que ha usado las manos durante años para trabajar. Frotó mi sexo, instándome a separar las piernas y cuando lo hice insertó Jadeé con fuerza, la misma que él usó para perforarme y tratar de alcanzar mi útero.

Los pellizcos de los pezones iban ganando intensidad. El aire era cada vez más escaso y cargado de sexo. Los gemidos de la pantalla se fusionaban con los míos propios y los de los pajilleros de la sala. Una de las manos abandonó mi pecho para liarse en mi coleta y tirar hacia atrás.

Mi cuello se torció, mi culo resbaló un poco, provocando que la falda terminara por encima de mi cintura, sin cubrir mi sexo recortado que estaba siendo manoseado por aquel desconocido.

Unos ojos oscuros se cernieron sobre los míos. Aquel hombre no me sacaba muchos años, vestía traje. Supuse que se trataba de un ejecutivo agobiado que había entrado al cine necesitando cascársela para aliviar tensiones. Tenía los ojos cargados de necesidad y los huevos también.

Me pellizcó el pezón con rudeza, separé los labios para gritar y vertió un escupitajo entre ellos. Su saliva en mi boca me hizo gemir. También los dedos rugosos que me taladraban el coño dando vueltas, follándome sin piedad, con clara intención de ver cuántos dedos sería capaz de albergar.

Mi mano se había vuelto frenética. Pajeaba a aquella polla morcillona con total frenesí.

No había imaginado que una experiencia así, siendo poseída por tres desconocidos, me pudiera poner tan perra.

El ejecutivo murmuró en mi oreja que no cerrara la boca. La mantuve abierta, recibiendo sus cañonazos de baba cada vez que reunía la saliva suficiente. Me escocía, me hacía temblar y sentir necesidad de más.

El tercer dedo se incrustó en mi coño. Y un orgasmo se fraguaba, denso, pesado, activo.

Tragué cuando mi boca estuvo tan llena de saliva que no pude contenerla más, me puso muy perra, me sonrió Y yo relamí los restos que quedaron suspendidos en mi boca, gritando al notar un cuarto dedo abriéndose paso. El ejecutivo dejó de tirar de mi coleta, con esa mano coló sus cuatro dedos en mi boca para follarla igual que estaba pasando con mi coño. Yo que de pequeña me daban arcadas hasta el palito de madera del médico.

Ahora no me pasaba. Sólo quería ser usada, sentir todo lo que me estaban haciendo, sentirme muñeca liberada y que se corrieran usando mi cuerpo.

El hombre que estaba pajeando temblaba, sus huevos prietos me alertaron del inminente orgasmo. Me quitó la mano de los pantalones, se subió a la butaca, se bajó la ropa y el ejecutivo me giró la cara para cambiar los dedos por aquella polla sedienta de descarga.

Mamé, sin importarme que las canas de sus huevos fueran más largas que mis extensiones de pestañas. Chupé enterrando la nariz en ellas y dejé que me la follara sorbiendo cada embestida.

Cinco, esos eran los dedos que me habían cabido de lo receptiva que estaba. Grité con el quinto, no te lo voy a negar, pero esa mezcla de dolor y placer, de saberme usada, me entusiasmaba.
Ya no sentía a mi ejecutivo sosteniéndome, solo aquella mano ahondando en mi coño y la lefa goteante. Lo extrañaba, ¿Dónde estaba?
No tardé en descubrirlo. Cuando acabé de limpiar la polla los dedos que colonizaban mi coño me abandonaron. Sentí la pérdida de inmediato. Intenté averiguar qué ocurría y entonces le vi.
El hombre del traje, haciéndome una señal para que fuera hasta él.

El de la butaca seguía subido recolocándose la ropa y el otro, al que le eché un vistazo y tenía pinta de mecánico de motos, por las manos manchadas y la pinta de conducir una Harley, me instó a levantarme.

Este me bajó el vestido abandonándolo en la butaca, para hacerme caminar desnuda hasta el trajeado.

Muchos de los ojos que habían estado fijos en la pantalla, ahora lo estaban sobre mi cuerpo.

Caminé con la barbilla alta.

Llegué al ejecutivo quien me recibió con una caricia en el rostro, una descorrida de labios con su pulgar y uno de sus escupitajos.

Traga lo hice, él sonrió, quédate de pie y separa las piernas. Las manos detrás de la nuca y abre los codos para que puedan admirarte las tetas.

Ni siquiera titubeé, el mecánico se arrodilló por delante y el ejecutivo por detrás. Me abrieron el coño y el culo y se pusieron a comérmelos a la vez. Chillé. Joder, si chillé, llegué a dudar si las piernas me sostendrían.

Los asistentes se pusieron a observar el espectáculo de porno en vivo.

Aquello era lo que quería, ni en mis mejores sueños podría haber sido tan perfecto. Estaba en mitad de un holocausto zombi en el cual no se comían cerebros, sino mi cuerpo.
Iba a correrme, cada terminación nerviosa de mi cuerpo lo anunciaba y cuando llegó el clímax lo hizo con las lenguas de mis amantes desconocidos rebañándome los agujeros y varios pares de manos retozando sobre mi cuerpo.

Sin que los últimos coletazos me abandonaran un muchacho joven se tumbó en el suelo, me instaron a montarlo, a joderlo, mientras el ejecutivo encajaba, a su vez, su polla en mi culo y el mecánico en mi boca.

Follé, me dejé follar y supliqué a todos los presentes que me llenaran con todo aquello que quisieran ofrecerme.

Siendo manoseada, recibiendo descargas de semen en todo mi cuerpo. Me sentí venerada, diosa del sexo, libre en mitad de una sala mugrienta, convirtiéndome en animal de deseo, codiciado trofeo.

Grité y aullé en cada uno de mis orgasmos, festejé cada vez que recibía una muestra de afecto en forma de baño blanco o gruñido inquieto y cuando la película terminó, me sentí colmada por primera vez en mucho tiempo. ♦️ ♦️ :devilish:




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Relatos eróticos ♦️ ♦️

El Portero de mi oficina :devilish:


Salí de la ducha envuelta en mi toalla, unas semanas de calor horrible con más de 40 grados a la sombra, después de afeitarme mi coñito , me puse crema y me sentía sensible y atractiva de ver como había quedado, me dirigí a la cocina a preparar el desayuno :coffee:donde mi compañero de piso Mario ya estaba esperándome impaciente. Hoy has tardado más que de costumbre...me dijo, bueno mi coñito está arreglado y lo tengo muy sensible, por culpa de estos calores.

Le contesté, mientras preparaba el café , se me acerco por la espalda, y levantándome la toalla me acaricio el culo, mientras me ponía su mano sobre mi coñito recién afeitado, me dijo" hmmm!, veamos como quedo el trabajo ,si no quieres llegar tarde al trabajo quita tu mano de ahí, le dije coqueteando, .Sí, llevas razón...me dijo, como resignado.

Bueno, pero si tanto te incomoda porque no te quitas las bragas….estás loco!!!", le conteste asombrada, ."como voy a andar por la calle coño al aire.? como me dijo asombrado , no creo que la gente te vaya levantando la falda para ver si usas bragas, verdad?", me contesto apurando su café, me miro me dio un beso y se marchó.

Me quede unos segundos con la taza de café :coffee:en mis manos, mientras pensaba "bueno… Mario, lleva razón después de todo…", yo sabía de compañeras me habían comentado, que muchas ocasiones no llevaban bragas.... y pensando en esto busque la falda más larga que pude encontrar.

Termine de vestirme y mirándome por quinta vez en el espejo, para ver si se notaba algo, Sali disparada dándome el último retoque con mi barra de labios.💄

Al caminar sentí una sensación extraña, me parecía que todos me estaban mirando, sentía la tela pegarse en mi coñito.

Al llegar a la oficina, me recibió el rostro sonriente de Carlos, el portero, que me dijo.

Buenos días, Silvia, ver alguien como tú por las mañanas, alegra el día. Gracias, simpático… Le contesté coqueta con una sonrisa, mientras me dirigía a la entrada de la oficina

Sintiendo su mirada en mi culo.

El resto de la mañana, paso sin más, después de rechazar varias invitaciones de compañeras para desayunar juntas me quede sola en la oficina, el lugar donde trabajo es un gran salón dividido por mamparas que apenas llegan a la altura de los escritorios, el mío queda justo a la entrada, solo el ruido del aire acondicionado me hacía compañía, cerciorando de que estaba totalmente sola, me quite los zapatos y puse las piernas sobre el escritorio, y me levante algo la falda, dos compañeros de las mesas de enfrente, inmediatamente se dieron cuenta de la vista de mi coñito afeitado, tome un poco de crema de manos y untándome los dedos, masajee con la crema, hasta que roce con las manos mis labios, me quede unos segundos así y casi sin pensarlo deslizo un dedo, sintiendo un cosquilleo placentero… me sobresalto un ruido en la puerta, y de un salto me baje la falda y baje las piernas del escritorio.


Necesitaba coger aire y decidí tomarme un respiro, cuando estaba en la portería y pensaba en pedirle un cigarro, escuche unos gemidos, mire más atentamente y lo vi con sus pantalones caídos hasta sus tobillos acariciarse su miembro totalmente erecto corriendo la piel hacia atrás y hacia adelante, mi primera intención fue salir de ahí, pero la curiosidad pudo más y me quede unos segundos observando como se masturbaba.

¡Mientras sentí una sensación de excitación miento por estar mirando eso, de todas formas retrocedí sigilosamente y fui hacia mi oficina, pensando que quizás me había visto cuando me acariciaba el coño!, me puse las manos en mis piernas y me quede pensando en todo lo que había sucedido, y debo confesar que me excito lo que había visto. Cuando todos volvieron , no pude quitarme de la cabeza lo que había visto. Pensé que era tremendamente morboso pensar que alguien se había masturbado pensando en mí.

Eran las cuatro de la tarde cuando un corte de luz, nos obligó a tomar un descanso, para luego ser anunciado que ese día terminaríamos de inmediato dado que la electricidad estaría cortada por un par de horas, contenta por haber salido más temprano me dirigí a la parada de autobús, pensando como aprovecharía las dos horas extras que había tenido sin esperarlas, los apretujones y la gente que subía al autobús eran cosas de costumbre como así también, el sentir un par de manos de los que nunca faltan posarse en mi culo.

De repente, sentí a alguien llamar mi nombre: ¡Silvia!, ¡pero qué casualidad! ¡Me decía el rostro sonriente de Carlos, el portero sorprendido, le dije "hola!" No sabía que tomaras el mismo autobús, donde vives?.."le dije casi avergonzada pensando en lo que había sucedido esa tarde, después de decirme su dirección me di cuenta de que eran dos paradas antes de mi casa, la gente apretujaba cuando alguien trataba de bajar del autobús, y eso empujaba a Carlos contra mi cuerpo haciéndome sentir el bulto de su entrepierna"era yo o es que se le estaba poniendo cada vez más dura?", pensé,"discúlpame, pero es que empujan tanto …, me dijo casi sonrojándose, "no, no, está bien ponte aquí mira …"le dije haciendo un pequeño lugar que lo dejo casi a mis espaldas con su cuerpo apoyado contra el mío y hablándome sobre mi hombro, casi de inmediato me di cuenta de que su polla estaba totalmente dura lo sentía palpitante, refregarse contra mi falda yo tratando de ocultar mi confusión le hablaba lo más normal posible como si no pasara nada.

Él parecía cada vez más cachondo, pues la tenía superdura y sabrosa, y eso me había hecho calentar más de lo que hubiese deseado, de repente me dijo""Mira Silvia, hoy estuve a punto de pedirte algo, pero no me atreví, pues estábamos en horas de trabajo... y no quería molestarte..., pero me gustaría hablar contigo… Y pensé que quizás pudieses aceptar mi invitación y venir a mi casa a tomar un café,:coffee: pues quisiera decirte algo.

Le dije, ¡Me parece "bien"! Pero, ¿por qué no podemos hablar aquí? ¿Sin dejarme terminar, me dijo "no, aquí no, que hay tanta gente y es algo un poco personal, sabes?" ¿Me quieres decir que me invitas a tu casa ahora?... Pensé que ¿será tan importante lo que me quiere decir? Sin dejarme que terminara mi respuesta, me dijo: "Por favor, es solo un rato, además tú me conoces, y mi casa no está lejos de la tuya, lo miré por encima del hombro. Y vi su cara, también sentía la cabeza de su poya apoyada en mi culo. "Está bien, pero solo un café, pues me quedo intrigada", le dije, ante la mirada de alivio con mi respuesta, sin saber por qué lo hacía, la situación era curiosa. Caminamos unos metros hasta la entrada de su casa.

Al entrar me dijo que tomara asiento, mientras caminaba a la cocina y levantando la voz me pregunto que me apetecía tomar,"un gran vaso de agua, ya que tenía la boca seca de lo nerviosa que estaba, genial "le dije, mientras pensaba que debía tomar control de la situación, me gustaba coquetear y además siempre fui un poco bastante exhibicionista, siguiendo esos pensamientos fui hacia la cocina y le dije "perdón no te importa si hablamos aquí verdad? ¿Y apoyando mis manos, de un empujón, me senté sobre la mesa la falda que ya las tenía a más de la media pierna, dándole una buena vista de mis piernas y quizás algo más Y bien? De que quieres hablarme", le pregunte, en ese momento podía ver su bulto marcado totalmente insinuado en sus pantalones, me miro y me dijo acercándose, tú sabes que yo soy un hombre independiente, Silvia, vivo solo y tengo una vida muy aburrida... y estoy dispuesto a ofrecer algo a alguien que me ofrezca la compañía..., siempre con la mayor discreción.

Hoy te vi acariciarte el coñito en la oficina y no pude más que salir corriendo a hacerme una paja pensando ti... te vi subir las escaleras viéndote todo tu culo desnudo y... en el autobús habrás notado mi miembro en tu lindo culito ..."me decía como poseído, mientras sus manos se apoyaban en mi culo, yo estaba totalmente sorprendida, me sentía culpable y sabia que lo que me había dicho era verdad, no hice ningún esfuerzo por retirarle sus manos de mis piernas, solo que comencé a hablarle tratando de controlar la situación,"me siento, halagada por lo que me dices, pero tú sabes que yo soy una persona muy tímida y reservada"por favor Silvia te prometo que de esto nadie lo sabrá, déjame que pueda tocarte, por cada vez que lo haga te compensaré como jamás lo has soñado... si Carlos, pero es que yo.


Le estaba hablando cuando dejo un rollo de billetes sobre la mesa, enséñame tu coñito, me dijo mientras sus manos subían por mis piernas y levantándome aún más la falda, mientras me separaba las piernas con suavidad y me acariciaba yo estaba nerviosa y salte con una voz bajita y sensual, "pero que me estás haciendo."le dije, en casi un suspiro, me levanto las piernas y con mi culo al borde de la mesada introdujo su cara entre mis piernas y me apoyo su boca cubriéndome todo el coño y sentí su lengua suave, meterse entre mi coñito mojado, me lo chupaba haciéndome gemir era un experto en mover esa lengua me hizo correrme un par de veces, yo ya había perdido el control, pues estaba supercaliente desde hacía un par de días, se incorporó y bajándose los pantalones hasta los tobillos me agarro ,sentí su polla hirviendo, note esa cabeza de bordes hinchados acercarse a los labios de mi coño me la apoyo suavemente, ahí por unos segundos mientras su boca ahora buscaba mis tetas a través de mi camisa abierta, me dio un pequeño mordisco en el pezón, sentía como entraban hasta sus huevos haciéndome gritar de placer, me la metía y sacaba con movimientos lentos, pero firmes, por un momento sentí sus huevos golpearme el culo deje escapar un grito de placer cuando su leche inundo mi el coño.:devilish:

Cuando pude bajar de la mesa, mis piernas estaban flojas, pero aun a sí pude arrodillarme y tomándole esa polla todavía dura, me la metí en la boca chupando hasta la última gota de leche.


¡Me despidió en la puerta con un" hasta mañana", decidí caminar hasta mi casa! Me sentí culpable, pero satisfecha era la primera vez que hacía algo a sí.😋

Ahhh! Y además, tengo un Mercedes nuevo.🚘😋



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Relatos eróticos:devilish:


Caperucita y su Lobo Feroz. :devilish:♦️♦️♦️

Érase una vez una preciosa chica de belleza y perfección con su brillo, transparencia y pureza. su bonita cara y un cuerpo de deseo siempre llevaba una capa roja con capucha para protegerse del frío. Por eso, todo el mundo la llamaba Caperucita Roja. Era su disfraz de niña buena, su identidad, y en el fondo le gustaba. En el bosque, todos la conocían por esa prenda que le había otorgado su sobrenombre.

Le cubriría desde la cabeza hasta los pies. Así que ella permitía que se exhibieran sus medias de liguero blancos, el tanga y el corsé del mismo color rojo intenso como su larga capa que tapaba sus grandes pechos. Le encantaba así, libre y provocadora, segura de sí misma.


Caperucita vivía en una casita cerca del bosque. Un día, la mamá de Caperucita le dijo:


– Hija mía, ¿por qué no vas a ver a tu abuelita que le, he preparado una cespita, con pasteles y un tarro de miel para que se la lleves? ¡Ya verás qué contenta se pone!


– ¡Estupendo, mamá! Yo también tengo muchas ganas de ir a visitarla – dijo Caperucita saltando de alegría.


Cuando Caperucita se disponía a salir de casa, su mamá, con gesto un poco serio, le hizo una advertencia.


– Ten mucho cuidado, cariño. No te entretengas con nada y no hables con extraños. ¿Sabes que en el bosque vive el lobo y es muy peligroso? Si ves que aparece, sigue tu camino sin detenerte.


No te preocupes, —dijo Caperucita—. Tendré en cuenta todo lo que me dices dentro de sus deseos más íntimos. Estaba deseando encontrarse con el lobo, quería ser tu perrita, su putita y todo lo que quisiera el lobo.


Cuando llegó al bosque. Le encantaba provocar. Caminando sensual, a paso lento comenzó a distraerse contemplando los pajaritos y recogiendo flores. No se dio cuenta de que alguien la observaba detrás de un viejo y frondoso árbol. De repente, oyó una voz dulce y zalamera muy sexi, le decía.


– ¿A dónde vas, Caperucita?


Ella, dando un respingo, se giró y vio que quien le hablaba era un enorme lobo con un gran rabo carnoso.


– Voy a casa de mi abuelita, al otro lado del bosque. Le llevo una deliciosa merienda y unas flores para alegrarle el día.


– ¡Oh, eso es estupendo! – dijo el astuto lobo, uhhh . El cuerpo de Lobo, a pesar de ser grande y entrenado, tembló. ¿Qué hombre, animal o bestia habría salido indemne del impacto visual de semejante mujer en medias, con ese hilo de tela tapado por su trasero prieto, lleno y respingón y, como colofón, el corsé rojo intenso que aumentaba sus deliciosos pechos?



Te echo una carrera a ver quién llega antes. Cada uno iremos por un camino diferente. ¿Te parece bien?


La inocente Caperucita pensó que era una idea divertida y asintió con la cabeza. No sabía que el lobo había elegido el camino más corto para llegar primero a su destino. Cuando el animal llegó a casa de la abuela, llamó a la puerta.


– ¿Quién es? – gritó la mujer.


– Soy yo, abuelita, tu querida nieta Caperucita. Ábreme la puerta – dijo el lobo imitando la voz de su abuelita.

Pasa, querida mía. La puerta está abierta – contestó la abuela.


El malvado lobo entró en la casa y, sin pensárselo dos veces, saltó sobre la cama y se comió a la anciana. Después, se puso su camisón y su gorrito de dormir tocándose su enorme polla preparándola para la visita de Caperucita, se metió entre las sábanas esperando a que llegara Caperucita. Al rato, se oyeron unos golpes.



¿Quién llama? – dijo el lobo forzando la voz como si fuera la abuelita.


– Soy yo, Caperucita. Vengo a hacerte una visita y a traerte unos ricos dulces para merendar. Pasa, querida, estoy deseando verte y saborearte – dijo el lobo malvado, relamiéndose.


La habitación estaba en penumbra. Cuando se acercó a la cama, a Caperucita le pareció que su abuela estaba muy cambiada. Extrañada, le dijo:

– Abuelita, abuelita, ¡qué ojos tan grandes tienes!

– Son para verte mejor, preciosa mía – contestó el lobo, suavizando la voz.

– Abuelita, abuelita, ¡qué bulto tan grande tienes! Sobresalía por la sabana.

- Es para follarte mejor querida.

– Pero… abuelita, abuelita, ¡qué boca tan grande tienes!

– ¡Es para comerte mejor! – gritó el lobo dando un enorme salto sobre su coño, relamía y lo disfrutaba, disfrutándolo al máximo.


Más dura se le puso cuando Caperucita se sacó las bragas y la mostró a contraluz para que brillara, y, tras lamerlas, las dejó en la misma silla donde había puesto su capa roja.

—Eres mala —le dijo mientras hacía un gesto con la mano para que se la chupara, uhhh. Me encanta que lo seas.

Caperucita, sin pensárselo dos veces, lo agarró, y empezó a galopar encima de él, sentada en su miembro extremadamente grande y muy duro contra el que un ser humano no podría competir jamás. Ella, a pesar de su cuerpo mucho más menudo, se balanceaba gustosa y con velocidad, gimiendo fuerte, diciendo obscenidades que jamás había escuchado de la linda boca de una señorita.

El Lobo, que seguía follándosela sin parar, entrando y saliendo de ella como un loco, con sus manitas delicadas se la sacó de su coño y el gran miembro fue directo a su boca. Lo lamió, jugó y succionó con gusto y disfruto hasta provocar que el lobo temiera perder el sentido y casi llegara al final, cosa que Caperucita no permitió, pues había disfrutado de él muy poco tiempo y sería una verdadera pena dejar pasar la oportunidad así como así.

Se metió dos dedos en la boca, sensual, los empapó y los llevó hasta el agujerito de su trasero, el cual lubricó y estimuló a conciencia, para que el lobo se posicionara detrás, la penetrara.

Sudaron juntos.

Gimieron juntos... auuuuu.


Pero todo lo bueno se acaba, y el momento se acabó.


No podía ser de otra manera si la muchacha, viciosa y astuta, se movía de esa manera tan exquisita, tan rica.


Caperucita, conociendo al lobo y siempre se sentía caliente y mojada, lo miró con argucia y sonrió, dispuesta a más. Firmando una tregua.


Caperucita limpió su coñito ,se cubrió completamente con su capa roja mientras pensaba la excusa que le daría a su abuelita si llegaba y se viese afectada por el olor a sexo que desprendía la cabaña. Sin saber que el lobo se comió a la abuelita.


Decidieron despedir al lobo.



Después cerró la puerta de la cabaña y quiso ver por la ventana al Lobo por última vez, sonrió al ver el líquido espeso que salía aún por la polla del lobo, rica, dulce y de un color….. colorín colorado.


Este cuento, que se ha acabado. 😋

:devilish:



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Relatos eróticos :devilish:


Se me antojó sorprenderte, quería regalarte mi erotismo, abrirme para que penetraras mucho más que mi cuerpo, y provocarte un orgasmo con uno de mis relatos…

Algo inquieta, me recostaré a los pies de la cama, pretendiendo no perderme tus reacciones. Quiero ponerte a punto como quizás… quizás… a algún lector en algún momento.

Estás descubriendo, a través de un escrito, una putita que expresa sus sensaciones y deseos eróticamente.:devilish:

Con voz suave leo el titulo. Mi alumno preferido.♦️♦️♦️


¡¡¡Maestra, mientras lee!!!, mis ojos suben por sus muslos, me gusta su olor y sus caminos estrechos, qué ganas de arrodillarme frente a usted, y hacer a un lado esa tanguita… No se imagina lo que voy a hacer cuando se ponga de espaldas, pasaré mi mano, sí, maestra por mi regleta, aquella con la que un día le castigaré…. Pero sí que es una chica mala maestra, tan rápido se moja.


Me detuve y alcé la vista con gestos de una niña asustada, tu mirada fría me castigó despiadadamente… Sigue dijiste y continué con mi pausada lectura, no sin antes demorarme un poquito curioseando en tu bóxer.

Pretendiendo incentivar tu morbo, acomodé la portátil en la cama y me puse al lado dejando que tus ojos tuvieran acceso a mis muslos desnudos e incitante de rato en rato los desplazaba sensualmente, dejándolos
Semiabiertos.

para tu deleite; siempre piropeas mis muslos así que había que sacarles provecho. Vestía una bata corta de seda, color negra, con tirantes que dejaban descubierta la espalda, los pechos, por ser de buen tamaño, rebosaban, y en su parte baja cubría apenas mis cachetes traseros.

Acababa de tomar una ducha, así que tan solo la frescura de mi piel hubiera sido un buen incentivo para que me miraras libidinoso… Te daba un espectáculo de mujer fatal, ansiando que te convirtieras en mi voyeur y mucho más si así se te antojaba… Quería ser tu perrita, tu putita y todo lo que quisieras.

¡Cuánto hubiera dado por sentir tus manos pervirtiéndose en mi trasero, buscando mi humedad como prueba irrefutable de mis ganas!

¡Cuánto hubiera querido que actuaras como el protagonista de mi relato, pero no, tristemente tus brazos permanecían cruzados sobre tu pecho dejando en claro tu distanciamiento.

Involuntariamente, cruzó por mi mente, algún mensaje de algún lector de mi hilo y sentí rabia contigo, estoy hecha de sangre, de carne, de lujuria… Pero tú, pareces no notarlo.

¿Qué pasa dije? Estás molesto…

No, respondiste… Simplemente asustado

¿Asustado? Explícame por qué.

Simple, no sabía que esas frases fueran un problema para ti.

Ok, no sigo, dejémoslo, y abrí un libro de meditaciones, que tenía a medio leer.

Por favor, continúa dijiste fríamente, ya me dio curiosidad el final. Asististe, así que secamente continué con la lectura, llegando a la parte cercana al desenlace...

Ven, te daré tu primera lección…


Toma nota... para un buen sexo oral, reclínate y ábrete al máximo, esooo asiii coreaba mientras acercaba una silla al escritorio quedando ubicado en medio de mis muslos, sus dedos jugaban entre mis labios subían bajaba con total calma, se detenían en mi clítoris y volvían a bajar, de vez en cuando un par de ellos se hundían en mi corito ,lo besabas desde mi pubis, hacia la comisura de mis labios internos, y toda porción de piel que encontrara, su lengua se amistaba con mi sexo.

Seguí unos minutos más con la lectura llegando al final.

¿Esperaba que dijeras algo, pero nada, ni siquiera me miraste, al menos un estuvo bien? ¿Me levanté y me dirigí al salón, de repente me hablas y me comentas? ¿Tienes tiempo para mí?…???? ¿Necesito contarte algo…?

Maestra, esta noche sabrá lo que es una buena lección…

A si respondí sorprendida, te arrebataré la braguita y cuando tus muslos se desparramen dejaré que mi polla exhiba hasta la entrada de tu dulce ,Preto coño, lengüetas, tus pétalos, robaré tu aroma y beberé su miel.


Produje un gemido que se escuchó en el último piso. De un tirón me acomodaste a orillas del sillón, y subiste mis muslos por encima de tus hombros. Quería gritar por la deliciosa sensación que me provocabas, pero l del otro lado me reprimía. Solo quería gozar plenamente de ti, pero no quise hacerlo, quería despertar nuestra morbosidad, así que con frases entrecortadas me sonreíste malignamente buscando mi clítoris, como diciendo veamos cuánto puedes mantener una charla sin gemir… Tu lengua resbalaba por mis labios, absorbiendo tu sabor, chupando tu fluido, incluso dejando que tu rostro se llenara de mi aroma.

Un par de tus dedos, arremetiéndose en mi fosa, me arrancaron suspiros que tuvieron que ser disimulados por continuos carraspeos. Volviste a mi inglés, subiste a mi pubis, y ya en total ansiedad, aplasté tu rostro sobre mi entrada, para que sintieras el palpitar de mi sexo, cuando logra un orgasmo.

Te sentaste sobre el sillón dejando al descubierto tu polla, no necesitaste invitarme, pues moría de hambre, lamí tu pene, desde la base hasta su abertura, chupaba, succionaba, y creo que ser descontrolada de mis sonidos, pues al otro lado mi vecino llamó a la puerta.

¿Qué ruidos son esos? Detuve un segundo la succión para responder:

Ah estoy comiendo fruta… Fruta prohibida, reí cínicamente mientras me zampaba sobre tu pene a continuar chupándolo.

Mi vecino no entendía nada, solo escuché una risa.

De repente te pusiste de pie, y me llenaste la boca con toda tu polla , acariciaba tus huevos mientras con la otra mano sostenía el pelo.

Tu pene encajaba en mis maxilares abiertos, y mis labios ofrecían un orificio a tu medida para que goces; casi a punto de venirte, te retiraste. Abriste la ventana, dejando que el aire refrescara nuestro calentón y me hiciste señas de subirme sobre ti.

Separando mis muslos, dejé que mi vagina aceptara tu armamento, y suave me penetraba a mi gusto, mi túnel se extendía brindándote espacio, hasta que los movimientos de tu pelvis entrando y saliendo acompasados con los míos me regalaron infinidad de pulsaciones de gozo.


Continué brincando sobre ti con mi oído pendiente al auricular y mi mirada perdida en las sombras de nuestros cuerpos dibujadas en los cortinales transparentes, nos amábamos libremente sin importar que el ventanal diera a la calle principal y quizá uno que otro transeúnte nos viera.

Quedándote quieto, me apretaste contra ti llenándome de tu leche; mi orgasmo era tan intenso que mi gemido de gloria se escuchó hasta el otro lado de la ciudad.


Me olvidé del mundo y de que eras mi alumno, quedé abrazada a ti con mis brazos y mis piernas, mientras suavemente acariciabas mi espalda…

¿Algún día me darás otra lección?

Sonreí complacida.

_ Quizás… Quizás…_ Ok, ok.


Volví a sonreír, creo que al fin empezabas a entender las ventajas de tener a tu profesora en casa.♦️♦️♦️


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Se acaba de cruzar por mi cabeza un título que pudiera ser bueno: Niña perversa…


parece un título perfecto:devilish:
 
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