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Esta tarde he tenido la oportunidad de quedar a merendar con María en su clínica. Una vez llego allí, me recibe Violeta, tan hermosa como siempre, y me lleva al despacho de María, donde ella me esperaba toda encantada.
Una vez en el despacho de María, hemos podido compartir un delicioso menú degustación especial por 25 €, pudiendo repasar todos nuestros intereses. Hemos hecho repaso de las clases de francés a las que siempre acudimos. Después, María me propone una ruta por Cuba, espectacular, llena de placeres. Cuando ambos estamos casi empachados por la merienda, hemos decidido ir montar un poco en bici para bajar un poco la comida, y esto ha sido increíble, la bici más cómoda y acogedora del mundo, cortesía de María. En mitad de nuestra ruta en bici, María me ha recordado nuestro gusto por el griego, y hemos estado hablándolo de forma tan natural como lo hacían en la antigua Grecia.
Al terminar, María y yo nos despedimos, esbozamos algún plan para la siguiente visita a su despacho, y como no podía ser de otra manera, al salir de allí, María llama a Violeta para que me pueda despedir de ella como Dios manda, observando toda su juventud y plenas facultades.
Una vez más, sólo puedo decir que cada visita a María y a sus amigas es única, y que la atención integral que allí te ofrecen es la más completa que se puede encontrar.
Una vez en el despacho de María, hemos podido compartir un delicioso menú degustación especial por 25 €, pudiendo repasar todos nuestros intereses. Hemos hecho repaso de las clases de francés a las que siempre acudimos. Después, María me propone una ruta por Cuba, espectacular, llena de placeres. Cuando ambos estamos casi empachados por la merienda, hemos decidido ir montar un poco en bici para bajar un poco la comida, y esto ha sido increíble, la bici más cómoda y acogedora del mundo, cortesía de María. En mitad de nuestra ruta en bici, María me ha recordado nuestro gusto por el griego, y hemos estado hablándolo de forma tan natural como lo hacían en la antigua Grecia.
Al terminar, María y yo nos despedimos, esbozamos algún plan para la siguiente visita a su despacho, y como no podía ser de otra manera, al salir de allí, María llama a Violeta para que me pueda despedir de ella como Dios manda, observando toda su juventud y plenas facultades.
Una vez más, sólo puedo decir que cada visita a María y a sus amigas es única, y que la atención integral que allí te ofrecen es la más completa que se puede encontrar.