De compras por Cobo Calleja, me acerqué a echar gasolina, y la más barata estaba en la Cantueña. Petroprix.
Y justo en la entrada de la gasolinera estaba sentada una mujer preciosa.
Se llama Irina y es rumana. 27 años y unos ojos marrones embaucadores.
Además tiene un cuerpazo de escándalo.
Me ofreció un masajito completo por 20 euros y no me pude resistir. Lo siento, soy débil.
Resultó ser una mujer preciosa.
Con una sonrisa lindísima.
Y yo volveré a echar gasolina y a repostarla a ella también.
Y justo en la entrada de la gasolinera estaba sentada una mujer preciosa.
Se llama Irina y es rumana. 27 años y unos ojos marrones embaucadores.
Además tiene un cuerpazo de escándalo.
Me ofreció un masajito completo por 20 euros y no me pude resistir. Lo siento, soy débil.
Resultó ser una mujer preciosa.
Con una sonrisa lindísima.
Y yo volveré a echar gasolina y a repostarla a ella también.