Procedo a postear la expe prometida.
Habiéndome fallado mi cita este pasado domingo dejándome tirado, decidí conocer este local de la calle Marina —muy cerca de Rou— donde algunos compañeros habían comentado que era posible disfrutar de la compañia de unas chinitas muy simpáticas y complacientes.
Después de dejar el coche aparcado directamente en la misma calle Marina y sin pagar por ser domingo, me acerqué al número 234 lleno de ilusión y con buenas expectativas.
Me recibió una chica menudita, poca cosa pero con buen tipo y con una preciosa sonrisa, que me preguntó si quería un masaje y que me indicó que la acompañara a una habitación. Como no había estado nunca allí le pregunté su nombre y me dijo que se llamaba Lulú, sonriéndome otra vez como si quisiera enamorarme.
Pasamos a una habitación y me pregunto que cuánto tiempo quería estar con ella, a lo que le respondí que dependería de lo que pudiéramos hacer ella y yo allí dentro. Me preguntó que qué era lo que quería exactamente y yo le dije que quería un masaje completo. Empezó diciéndome que eso valía 70 euros en una hora y cuando le pregunté acerca de la posibilidad del masaje sin guantes primero me miró y me dijo que no, y después de pensárselo un poquitín me dijo que eso valía 20 euros más. Como estaba dentro de mi presupuesto accedí y saqué dos billetes de 50, y cuando los tuvo en la mano me psuo alguna pega... y yo le dije "noooo..., ¿cómo qué?, si te pago 90 euros por una hora, quiero hasta el final, final", y ella me dijo "1 hora masaje completo natural final 100 euros" con una sonrisa que anulaba uno de mis dos hemisferios cerebrales..., estuve por largarme cabreado de allí pero como no dejaba de sonreírme me cogió un ataque de risa y le dije "joder, eres lista tú eh... ", le dije que vale y se guardó los billetes no sé dónde.
Intuí que había sido un acierto estar allí con esa mujercita, tanto que a los 5 minutos de tocamientos le pregunté que cuánto costaba ampliar 30 minutos más el tiempo con ella. Me dijo que 50 euros y pensé que eso equilibraba el coste/hora, ya que entonces 150 euros por 1 hora y media con dos masajes ya era más razonable. Se dio cuenta de que no había pedido ningún sobrecoste por el servicio e intentó subirlo a 60, pero aquí ya protesté, y le dije que no me parecía un precio razonable después de pagarle 100 por la primera hora..., no me dejó acabar la frase diciéndome que vale, que 50 euros y no me dejaba hablar.
Me hizo estirar boca abajo, empezando un masaje muy relajante que me ayudo a acabar de digerir la tabla de ibéricos que hacía un rato me había zampado junto a una cervecita de barril que estaba de miedo. A los pocos minutos empezó a rozarme en zonas sensibles y sólo un poquito después me pidió que me diera la vuelta para empezar por delante. Una vez en esta posición, empezó a masajearme las ingles, rozándome descaradamente la bolsa de los caramelos, y en cuanto me di cuenta (yo tenía los ojos cerrados) noté cómo empezaba a darme suaves toques, sin rematar, para después un masaje francés hasta el fondo.
Como la posición era un poco incómoda para mí me levanté y cambio de postura. Así estuvimos un rato hasta que me "orientó" de otra forma. La verdad es que sorprendió un poco, hacía tiempo que no me pasaba eso de que una chica buscara tanto su propio interés en un servicio. Fue cambiando de ángulo, intensidad y velocidad, hasta que fui consciente de que ya no me quedaba mucho más recorrido, momento en el que le pedí de pasar al masaje completo.
Me tumbé boca arriba y dejé que ella me limpiara con una toallita húmeda mientras me preguntaba si había ido bien, o algo parecido. Yo estaba en ese momento feliz y despreocupado, sin tensiones.
Quisiera hacer un inciso para explicar que siempre —incluso de joven— he sido monomasaje, excepto cuando la compañera de "juegos" ha sido excepcional de alguna manera. Sólo cuando mi masajista ha sido capaz de provocar mucha intensidad en mí, por la novedad, o por su belleza, me ha apetecido un segundo masaje. Esto me ha pasado principalmente con novias, ligues y afaires. Con las masajistas chinas siempre ha sido más difícil tener dos, y mucho más ahora con la edad, ya que a las pocas ganas se une cierta dificultad considerada natural por los médicos.
Actualmente cuando deseo tener dos masajes con alguna de mis musas de pago, recurro a la química.
Pues bien, con Lulú hubo un segundo masaje, en un tiempo razonablemente corto, y sin nada (pues no había previsto así el desarrollo del día).
Prosigo.
Miré el reloj de la pared y pude comprobar que había consumido justo la mitad el tiempo, así que podía relajarme un ratito con algo de masaje sensitivo antes de volver al masaje duro.
Empezó a hacerme un poco de masaje agradable en los pies y en las piernas, y al cabo de 10 minutos ya empezó a toquetear zonas sensibles, con lo cual en un momento estuve dispuesto de nuevo. Le pedí masaje francés pues pensé que de otra forma no podría disfrutar de un segundo masaje completo exitoso, disponiéndome sólo a disfrutar de las sensaciones que Lulú me estaba proporcionando... pero mis sensaciones lejos de desvanecerse continuaron estando presentes y al cabo de un rato y sin pedírselo, pasó al masaje bueno, primero sosegada, sin prisas y muy, muy profunda, haciendo fuerza al llegar al final como si quisiera todavía más adentro.
Así estuvimos un rato hasta que me dio la impresión de que ella llegaba a termino (seguramente fingido), tras lo cual le pedí de cambiar a la postura. Me hacía ilusión pero al poco rato daba signos de agotarme. Así que le volví a pedir cambio de postura y allí, contemplando su trasero, su cintura y su espalda estrechita, terminamos, descargando de nuevo todo mi estrés, o lo poco que me quedaba..
Esta vez sí que me quedé hecho una piltrafa (y además había hecho sentadillas por la mañana)... con lo que dejé que me masajeara un poco las piernas por delante hasta que se agotó el tiempo, tras lo cual me fui a duchar, y después de vestirme y al salir por el pasillo, saludé a una chica muy guapa que me dijo que se llamaba Angie.
Le dije que el próximo día vendría a verla a ella, y me despedí de Lulú.